Cuando se recibió la carta de Sadoleto en Ginebra se le mandó una respuesta provisional, en espera de más informes. Pero ¿quién era capaz de dar más imformes? Todos consideraban justamente a Sadoleto como hombre muy erudito. La carta tenía un tono suave y causó mucha impresión. Nadie se atrevía a dar una respuesta. Y de este modo aumentó la intranquilidad en Ginebra y en las demás ciudades de Suiza que habían aceptado la reforma. ¿Que sucedería ahora en Ginebra?
La contestación de Juan Calvino a Sadoleto significa el principio de su regreso en 1541.