La práctica exegética mostró a Lutero que la Biblia no es un bloque unitario, antes bien, una colección de libros con distintas formas literarias. Teológicamente, sin embargo, Lutero entendía que la Escritura es una gran unidad, pues toda ella tiene un solo contenido principal, Cristo. Este libre fue traducido al castellano de los textos originales en latín y alemán. En esta obra se descubre la profunda seriedad con la que el Reformador se acercó al libro de los libros.