El propósito de este folleto no es hacer creer a los pastores o miembros de la iglesia, que la buena marca de una congregación consite solamente en el gobierno de la misma; sino demostrar de un modo breve y sencillo, que las Escrituras hablan también claramente en cuanto a este aspecto de la vida eclesiástica, el cual, en nuestro tiempo ha caído en gran descuido; unas veces por ignorancia y otras, a lo mejor, por dejadez.
El gobierno de la iglesia no debe servir para que creamos que una vez tengamos a ésta todo marchará sobre ruedas. No, pero sí debemos darnos cuenta de que las Escrituras nos enseñan a tener orden, desde el Génesis hasta el Apocalipsis.