Como lo dice el mismo Matthew Henry: "Grande es el misterio de la piedad tomada en serio". El cultivo de la piedad es el encargo principal de este libro. Es difícil hallar a una persona que lea a Matthew Henry y quede sin la intención de examinar con toda seriedad su vida de devoción personal.
A medida que vaya leyendo encontrará pensamientos tremendos: "Si en algo vamos a ser buenos, siempre es en las mañanas", "La conclusión de cada día siempre debería traer a nuestra mente la conclusión de todos nuestros días", "Dios está más dispuesto a que le oren y más listo para escuchar la oración de lo que nosotros estamos para orar", "Quienes alcanza a tocar la punta del cetro dorado deben estar listos para decir por qué suplican y en qué consiste su petición", "Dios entiende el lenguaje del corazón", y "Vayamos a la cama en paz con todos los hombres".
En este libro se nos dice cómo: Empezar el día con Dios. Pasar el día con Dios. Acabar el día con Dios.