En cierta ocasión, se le preguntó al famoso filósofo y estadista Indio Mahatma Gandhi por qué no se unía a la Iglesia Cristiana. Su respuesta fue: "Bien...pero, ¿a cuál?".
Esta misma pregunta es la que todavía hoy, en los albores del tercer milenio, hace que muchos hombres y mujeres sinceros se mantengan al margen o incluso se alejen de la verdad del Evangelio. Echando un vistazo al mundo, la cristiandad presenta un cuadro confuso y desconcertante. Urge una definición concreta del Cristianimos para el siglo XXI, capaz de desincrustar del casco de esa nave que es la iglesia, la costra que a lo largo de veinte siglos han formado los percebes de la superstición, tan gruesa que amenaza con hundirla. Se necesita una respuesta válida para demostrar a la sociedad postmoderna que el Cristianismo no es un mero sistema de rituales o una ideología moral que caduca con el paso de los siglos, sino más bien, como expresó el apóstol Pablo, que constituye las buenas nuevas concernientes a una Persona histórica, Jesús de Nazaret, el Cristo resucitado, la única esperanza de futuro.
Para ello, David Gooding y John Lennox recurren al libro de los Hechos de los Apóstoles, donde se describe cuál fue el poder que catapultó a los primeros cristianos al escenario de la historia mundial, eclipsando todos los demás sistemas religiosos, políticos o filosóficos. Después, los autores analizan las tendencias del pensamiento actual y las problemáticas que afectan a nuestra sociedad contemporánea -desde el racismo y la defensa de los derechos humanos a la ecología, la globalización o el resurgir de la magia-, y demuestran claramente cómo estos problemas, que a su manera enfrentó ya la Iglesia Primitiva, tienen su respuesta en la realidad del evangelio y la aplicación del modelo apostólico.